sábado, febrero 16

Despegar del suelo

Es común no ver a nadie, sentir todo tan frío y estar solo. Todos están así según las pocas historias que él  escucha. No tiene experiencia en el mundo, nada en absoluto. Se relaja y deja de pensar en aquellos que le importa poco. Parecía mas humano ahora que respiraba sin apuros y algo desganado también.
Nada viene solo, excepto esa melodía tan parecida al silencio. Algo extraño que viaja por encima de las nubes y llega a los pocos oídos que intentan sentir. No es fácil captarlo, se confunde con todo y más si la rapidez de una ciudad mecánica acapara toda tu atención. Ya no es como ciertos días en los que podías pretender que nada existía. Sentir un calor interno para despegar del suelo. Se ha convertido en océanos de gente y luces, muchas luces, para robar protagonismo en las noches.
él, solo allí, parecía no querer seguir. Eran los pocos segundos que tomaba a diario, y resultaban veloces e insuficientes si vivía sin descanso.
Se incorpora otra vez y camina, a cualquier otro lugar. Donde se supone debe acabar el día, con pocas esperanzas reluciendo y un par de sueños intentando abrirse paso. Maneja sus pasos despacio y sí, esta vivo en la noche. Por algunos días más, al menos.

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